"Si estoy de más en este mundo
prefiero sobrar de incógnito".
Mafalda.
(...)
No me gusta mi trabajo. Y ojo, sé que no tengo mucho de que quejarme. Es tranquilo, es un buen trabajo. Laburo en blanco, tengo un mes de vacaciones, aguinaldo. Cobro poco, es cierto, pero si no fuera porque me cagan 2 horas (que no me pagan) hasta se podría decir que no está mal la relación tiempo-salario. Salgo a las cuatro, puedo estudiar. Además llego y paso la primera hora desayunando y revisando mis mails. Trabajo en una lugar amplio, lleno de libros, con dos ventanales enormes, entra luz y tengo mucho espacio. Incluso, si me manejo bien, puedo estudiar o hacer otras cosas sin que nadie se de cuenta.
Pero soy invisible.
Cuando me corté el flequillo taaan cortito el viernes pasado estaba muy preocupada por qué me iban a decir todos cuando me vieran. Lo que no imaginé es que me iba a molestar, justamente, que en el trabajo nadie dijera nada. Nada de nada. Las únicas que se dieron cuenta fueron la profe auxiliar de matemática con la que comparto colectivo y una alumna muy coqueta de 2do año. Los demás, nada, puedo venir con peluca verde que no se darían cuenta.
Y es que mi trabajo es no existir hasta el momento preciso en que a algun profesor o alumno se le ocurre pedirme un libro. El resto del tiempo, catalogo en silencio, sola en este amplísimo espacio, como un insecto aplicado que hace su labor secretamente. Y no es que me moleste estar sola, de hecho creo que lo prefiero. El problema es que todos (todos menos los alumnos, quizás) estén convencidos de que soy una chica tranquila, medio pacata, que no tiene mucho para ofrecer. La bibliotecaria. Y claro, soy medio pacata, porque me incomoda bastante el colegio y mi lugar en él y entonces soy sumamente formal, no dejo que asome nada de mí. Y eso, por supuesto, me hace medio aparato.
Entonces hay momentos donde todo me parece una cagada, este colegio hipócrita y falluto acá afuera, y adentro mío un alboroto de deseos, potencias, saberes, ganas, intereses, ideas y odios que me agitan constantemente así, bajito y en secreto.
(...)
He llegado al punto en el cual meter más materias y anotarme para dar clases es una necesidad urgente y vital.
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