jueves, 8 de octubre de 2009

Está hablando del fasssooo!

Últimamente la marihuana me pega bien. Lo descubrí hace un tiempo, un fin de semana que estaba enroscadísima y difícil con G. y decidí fumar un poco (dudaba, pensaba que todo era una mierda y que lo iba a sentir aún más fuerte) pero... uno, dos, tres... cambio absoluto de humor. Al ratito cocinaba deteniendome en los colores de la comida, se me ocurrían cosas para comentar, me reía, era cariñosa con G, una grosa. Así, sencillamente, un amor.


Ayer fumé de nuevo al salir de la facultad y me tomé el bondi para encontrarme con G. a comer (había entregado un parcial que me tuvo encerrada todo el fin de semana y quería distender). Y así de golpe en el bondi todo me parecía hermoso e intenso. El mundo, la gente, los colores... y también mis propias ideas, mis recuerdos, mis amigos. Me sentía cómoda conmigo misma. Pensé, una vez más: faaa, que bien me está pegando el porro. Y después, de una manera hermosa que se sentía como un descubrimiento inmenso y aventurero, me puse a pensar porqué.

Entonces me di cuenta de que lo que estaba pasando, aquello que era diferente al resto de mis días, era que cuando fumaba no me dejaba condicionar tanto por el entorno. Como si algunos lazos que me tienen atada a la realidad se cortaran, algunos, sólo algunos. Claaaaro, pensé, eso hace el porro, te desconecta un poco del entorno. Y si vos venías bien, con los lazos a punto justo o más bien débiles, quizás te sentís demasiado metido para adentro. Pero si venís como yo, demasiado condicionada por el mundo, por los demás, entonces te deja a punto caramelo. Y así, cuando Ramón y nina y gertdelpozo quisieron que entrara al ascensor de la facu para ver si había clases en no se qué aula, dije: no, todo bien, me voy, ni en pedo me meto en ese coso gris, si igual tenía que irme. Así, tal como lo sentí lo dije: ni en pedo me meto en ese coso gris. Y eso, esa capacidad de decir exactamente lo que pienso, es algo que perdí por el camino en algún momento de mi retorno a esta puta sensación de inseguridad.

Y así, quien sabe por qué asociaciones, me di cuenta de que hay cosas de mi que no cuento. Que siempre digo las mismas cosas, como si me hubiese armado un itinerario de recuerdos y características que son yo misma, y cuento eso, refuerzo eso con distintas anécdotas o comentarios, y lo que no encaja simplemente se anula (por el mismo vicio de mentirosa que anduve mencionando las ultimas veces). Y claro, justo yo que odio las identidades fijas, me armé una previamente (una que creo adecuada-linda-correcta-amplia) y sólo menciono aquello de mí que me parece que encaja.

Y no saben cuánto más me gustaba (y cuánto mejor me sentía) cuando contaba o decía todo lo que se me aparecía, aún lo que desencajaba, y el tema de armarme una identidad se me escapaba de las manos y pasaba a ser un problema de los demás.



No hay comentarios:

Publicar un comentario